Nuevos acordes para íntimas debilidades, otra mirada desde
diferentes balcones. Bienvenidos a los caprichos de la madrugada.
Un calendario sin fechas y un cigarro para el desorden.
Una caricia que, no tiene las prisas de otra cita después.
El pueblo y su nombre ocultan fantasmas sin rostro. Un
teléfono sin camisa de fuerza que tiene
demasiados secretos.
Me han instalado en una morgue para que nadie pregunte: ¿Quién es?
Son las cinco de la madrugada y no se escucha el silencio, aun me dejo querer.
Ya no tengo que firmar en el cuaderno de visitas ni esperar
en la cola de los resignados.
Nuevos cabellos, nuevos perfumes, quizás para una nueva
nostalgia, pero que, me han hecho olvidar las de ayer.
Andanzas del destino que caprichosamente te ha impuesto
nuevas tentaciones.
Las largas colas nunca sirvieron de encuentro para los hambrientos.
Así son las noches en el Distrito Maldito, donde los hijos
bastardos hacen sonar su música disonante, donde está presente la negación del
ser humano.
El Distrito Maldito, el desguace de los canallas, donde la
luz del día no entra sin el permiso de la muerte
Donde la apariencia es la perversión perfecta, donde la lujuria es la cadena perpetua.
Cuando el destino está de luto: Calle Morran 13, el Distrito Maldito, la reencarnación de los degenerados, tu sueño en estado puro.
Os espero....en el Distrito Maldito. Patxi Sagarna