domingo, 8 de febrero de 2015

LAS ALUBIAS DE TOLOSA, MI AMIGO Y LA CITA

Tengo un amiguete que me llamó el otro día emocionado, pues después de bastante tiempo sin pareja y esas cosas por fin tenia una cita y, según él, la cosa parecía que prometía.Tomamos un café mientras me explicaba los pormenores del plan para ese día. Me dijo que primero tenia alubiada en Tolosa con la gente del trabajo, después había quedado a las siete con la chica para ir la cine y que cenaría luego con ella y …lo que se tercie (lo decía emocionado). Me alegre por él, aunque si soy sincero estas cosas cuando se planean tanto a veces se tuercen, nos despedimos y le desee suerte. 
Al día siguiente no me llamo y tampoco lo hice yo ,pues supuse que igual aun estaba de pleno subidon folklorico-romantico. A los dos días apareció y yo ansioso por saber como había ido todo le pregunte ¿Cómo fue la cosa? y estas fueron sus palabras:
 La alubiada estuvo muy bien, hacia frío y los dos platos que me comí con sus respectivos sacramentos me sentaron de perlas, la chica era encantadora, tomamos algo y nos fuimos al cine como estaba previsto y, alli, empezó mi calvario. Hizo su aparición el efecto de los dos platazos de alubias y no pude impedir a pesar de poner toda mi voluntad de que se me escapara un pedo, fue silencioso pero el olor se extendió inmediatamente por la sala y sus cercanías, ella hizo como si no pasara nada cuando todas las miradas me tenían como objetivo a mi. Empezó la película y la cosa empeoro, irremediablemente tuve que levantarme varias veces durante la proyección para ir al baño, allí descargaba toda mi pirotecnia tolosarra mientras maldecía la comida. Volvía a la sala aliviado, pero a los diez minutos la tragedia acechaba otra vez y con la incomodidad, inseguridad y el miedo de que podría descargar allí mismo salia corriendo precipitadamente al WC.. Al salir del cine tome dos manzanillas y parecía que la cosa se podría reconducir y hablamos de ir a un hotel,entonces fui al baño del bar para cerciorarme de que todo estaba en orden, olor a sobaco y esas cosas, me baje el pantalón para ver el estado en el que había quedado mi impoluta y recién estrenada muda blanca después de semejante tempestad y me derrumbe allí mismo. Mi calzoncillo estaba mas marrón que el papel de una madalena…¡¡¡tierra tragame!! ..intente sin éxito con papel del baño y agua hacer desaparecer semejante huella pero fue peor el remedio que la enfermedad pues la mancha se extendió aun mas. Ante esta desagradable situación no me quedo mas remedio que decirle a la chica que había recibido una llamada de un familiar confirmándome un hecho grave y que me tenia que ir. La cara de la chica fue todo un poema, igual que la mía al ver mi insufrible calzoncillo “blanco”.En ese momento le mire a mi desconsolado amigo y le dije ¿quieres una manzanilla? mientras pensaba: menos mal que mi colega no es gay. Patxi Sagarna