lunes, 19 de mayo de 2014

La ultima batalla

Fue mejor morir así, en una batalla perdida de antemano donde los disparos siempre venían por la espalda. No hubo medallas ni salvas de honor, en la trinchera solo quedaban un par de viejos recuerdos salpicados por el barro. Dicen que se rindió al enemigo cuando ya no albergaba esperanza alguna. Sonrió aliviado en el último suspiro sin creer ya en nada ni nadie. Olía a traición en el lecho de su muerte, nunca debió abandonar la brújula de su instinto pero estaba agotado de luchar por devenires ajenos y banderas necias. Sabía que ya nunca más iba a volver a su casa, ésta quedaba muy lejos de su pensamiento. Su única compañía fue un viejo fusil roñoso, cansado,  con demasiadas escaramuzas a sus espaldas.
Una anciana que pasaba por allí coloco una pequeña flor al lado de su malogrado cuerpo, mientras entre lágrimas confusas susurraba: siempre estuvo en desacuerdo con la vida. Una pareja al fondo festeja el fin de la batalla entre conspiradores abrazos y amañados besos. El cadáver se iba alejando en brazos de un improvisado y mísero cortejo que lo arrojó a una profunda fosa común . Allí yacen los olvidados, los mancillados, los sin nombre y los malvados, la venganza y su pasado. Allí por fin termina su relato, mientras de su camisa aun asoma el último cigarro.... Patxi Sagarna