domingo, 9 de diciembre de 2012

Agustina


Agustina es la señora que hasta hace unos días regentaba la tienda que esta al lado del bar donde yo trabajo, digo hasta hace unos días, por que el pasado viernes le llego la hora de despedirse,se jubilaba. Hoy echaba un vistazo al vídeo de la boda de mi hermana y allí estaba ella con su marido Gabriel, 30 años casi mas joven, también estaba yo, que ya estaba hecho todo un kamikaze de la vida (rock and roll y todo eso que dejo a la imaginación de cada uno).
Durante muchos años nada mas abrir le llevaba el café a la tienda y cogia los periódicos y charlábamos, a veces de mi, otras de ella y otras de la noticia de portada o de algún cotilleo de las cercanías del barrio. Conoció muchas de mis aventuras y desventuras, fue testigo directo de como la vida a veces me hacia sonreír y otras me daba codazos, de como me temblaba el pulso alguna mañana cuando le llevaba el café, de como mis amigos iban cayendo para no levantarse mas, supongo que mas de una vez intuyo el mismo final para mi, pues por aquellos años nos empeñamos en vivir la vida con demasiado entusiasmo e intensidad hasta después de aquel verano de mil novecientos y tanto, en que la salud y el cuerpo nos dijo a todos a la vez "hasta aquí hemos llegado" caímos como moscas, aun así la obstinación nos hizo continuar y fue pasando lo que tenia que pasar cuando uno se pone maleducado y no acata las normas que le dicta el cuerpo llegado a ese punto.
El otro día tuvimos nuestra ultima charla, y me comentaba que le gusta ir a las mañanas al polideportivo a nadar, pues el estar en contacto con gente joven le cargaba de energía y me daba la razón cuando le decía que determinadas actitudes en esta vida (como el rock) por que es una actitud, te hacia sentirte mas vivo, mas rebelde, mas despierto, sin perder ese espíritu de juventud, ni dejar que tu físico se quede abotargado con barriga cervezera, papo, colesterol y conversaciones de futbol, por que también en lo de cumplir años se puede tener dignidad y en cuestiones del que dirán.pues sigo siendo de los que me gusta ponerme el jersey al revés cuando me sale de las narices, por que uno a estas alturas de la vida, puede ponerse los calcetines de distinto color sin que nadie le diga nada que para eso se lo ha currado.
Así termino nuestra conversación, después cada uno a su trabajo como siempre. Al día siguiente cuando abrí el bar inconscientemente lo primero que hice fue preparar el café para ella como todas las mañanas, cuando me disponía a llevárselo recordé que ayer era su ultimo día, de repente me entro un temblor en la mano, como el de aquellas mañanas que ya tenia olvidadas. Pero simplemente fue un fantasma del pasado, de cuando era mas joven y estaba mas muerto. Así que abrí los ojos, desperté del sueño y me fui a saludar a los nuevos dueños de la tienda, que también son buenos amigos. Señor@s...aun quedan muchas historias que contar......por muchos años AGUSTINA, por muchos años FERNANDO Y CIA ,Y QUE YO LO VEA.